martes, 22 de septiembre de 2020

Instagram me ha restringido la cuenta

¡Qué lleve tanto tiempo sin publicar y que lo haga ahora para quejarme! Durante el confinamiento, y más tarde en la "nueva normalidad" me centré mucho en mi cuenta de Instagram. Lo cierto es que acababa de cogerle el tranquillo a la cámara y mi creatividad fotográfica estaba mucho más inspirada que la escrita. Luego, la inmediatez, los Stories, los vídeos cortos, aplicaciones increíbles como Nichi para diseñar stories bonitas o Preview para organizar y planificar un feed armonioso, y comenzar a tener seguidores con los que interactuar contribuyeron a que Instagram me conquistase.


Todo iba fetén hasta que un día, al ir a darle un like a una seguidora, Instagram me pone este mensaje: "Vuelve a intentarlo más tarde. Restringimos algunas actividades para proteger a nuestra comunidad. Avísanos si crees que hemos cometido un error". Y lo mismo me salía cuando seguía cuentas nuevas, escribía comentarios, respondía a otros, o escribía un caption en una publicación. Con todas esas restricciones, no merece la pena para nada tener una cuenta, porque no puedes ser educada y responder comentarios, ni interactuar con tus seguidores, ni dar corazones a las fotografías que me gustan. Un desastre.

Lo peor es que es una restricción injusta, porque yo no he incumplido ninguna de las normas de Instagram, como usar aplicaciones para obtener seguidores o automatizar acciones. Todo lo que pasaba en mi cuenta lo hacía yo, porque, ¿Qué sentido tiene seguir cuentas que te gustan si no les puedes dar likes? ¿No es ésa la finalidad de una red social: la interacción entre usuarios? Si en todas las publicaciones sobre consejos para crecer en Instagram te recomiendan que interactúes con otros usuarios, ¿Cómo voy a crecer si por seguir o comentar me restringen la cuenta?

Esto me afecta, y mucho. No porque esté enganchada a la feria de vanidades que a veces es Instagram. No hay postureo ni egocentrismo si sabes qué cuentas seguir: creativas, bellas, inspiradoras, generosas... Cuentas y usuarias que aportan valor a la red social. Me afecta porque en Instagram daba rienda suelta a mi creatividad, porque me pedía a mí misma esforzarme por crear las más bonitas escenas y a saber manejar una cámara fotográfica, y porque me permitía llegar a mucha gente. Porque tenía planeadas más fotografías, más temáticas, más acciones, estrechar lazos con personas con los mismo intereses que yo. Y sobre todo, porque ya tenía 127 publicaciones que requirieron un esfuerzo a lo largo de diez meses desde que comencé de cero de nuevo en una cuenta que tiene ya tres años y cuyos 210 seguidores (y bajando) me costó mucho obtener.

Da igual todos los consejos y trucos que se pueden encontrar en internet para levantar la restricción: ninguno de ellos funcionó. Ni informar de un problema, ni poner mensajes en Twitter, ni cambiar la contraseña, ni conectarme con datos móviles, ni cerrar sesión en todos mis dispositivos y desinstalar la aplicación. Nada de nada. Instagram no me ha hecho ningún caso. Es increíble lo poco que nosotros y nuestros trabajo le importamos a la red social. Sólo soluciona problemas cuando pagas por publicidad o cuando eres un influencer y puedes dejarles mal ante millones de seguidores. 

Me enfurece que mi trabajo, el mismo que ayudó a enriquecer su red social con publicaciones de calidad, para ellos no valga un carajo, y que en cuanto lo subía a la plataforma dejó de ser mío para convertirse en suyo implicando que ya podían hacer con ello lo que les daba la gana. Es tremendamente injusto y pienso que, si a mí, que no vivía de ello me afectó, no puedo imaginarme si le pasa a una persona que tiene una cuenta comercial y que se vea impedida para poder vender y ganarse la vida por culpa de unos algoritmos nefastos. 

Ahora mismo no sé qué hacer. Creo que "mataré el gusanillo" actualizado más este mi querido y abandonado blog. ¿Me haré o no me haré una nueva cuenta en Instagram? Eso de momento es un misterio hasta para mí.

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